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"Vamos a invertir en infraestructuras sin endeudar el país"

FEDERICO CASTAÑO

Cuando en 1989 Pedro Arriola, ya por entonces asesor de José María Aznar, le presentó al que siete años más tarde sería presidente del Gobierno, Cristóbal Montoro no contaba con entrar en política y, mucho menos, con terminar siendo el máximo responsable de la Hacienda del país. Después de su paso por el Banco Atlántico, CEOE , el Instituto de Estudios Económicos y equipado con el pensamiento liberal forjado en la Universidad Autónoma de Madrid en compañía de profesores como Eugenio Domingo Solans, José Ramón Lasuen y José Ramón Álvarez Rendueles, vivió el declive del último Gobierno socialista desde su escaño en el Congreso, donde contribuyó a formular la política económica que aplicaría el PP desde 1996.

Después de cuatro años en la brega, primero como secretario de Estado de Economía y ahora como ministro de Hacienda, luce con indisimulado orgullo la elaboración y la defensa de los primeros Presupuestos sin déficit, junto a la conducción de la que será la segunda gran reforma fiscal.

Pregunta. ¿Veremos este año el equilibrio presupuestario?

Respuesta. La previsión es que a fin de año estemos en un déficit conjunto de las Administraciones públicas del 0,3% del PIB. La previsión inicial era del 0,8%, por lo que es un descenso muy significativo que abre el camino hacia el equilibrio presupuestario. Lo alcanzaremos el año que viene.

P. ¿Se hubiera logrado ya sin el choque petrolero y el pago que habrá que hacer a los pensionistas por el desvío del IPC?

R. No, esto último tendrá repercusión el próximo año. A pesar de que la inflación ha subido más de lo previsto, se ha conseguido estabilizar el Presupuesto. Para corregir los excesos del aumento de los precios se han ajustado los déficit. Y eso lo hemos hecho gastando menos y aprovechando los mayores ingresos que provienen del crecimiento económico. El equilibrio presupuestario ayudará a la estabilidad de precios. Por otra parte, no hay un cambio radical de escenario económico derivado de la crisis del petróleo. La crisis financiera de 1998 fue mucho peor que ésta y más peligrosa. Pero ahora estamos en un contexto mundial muy positivo, hasta el punto de que buena parte del problema del petróleo procede del crecimiento de la economía mundial, es decir del aumento de la demanda. En España tenemos que hacer el esfuerzo de pagar la factura entre todos. La subida no va a ir a peor, ya se ha producido. De hecho, la devaluación del euro se está corrigiendo estos días. No podemos confundir los movimientos de mercado, de carácter especulativo, con las tendencias de fondo. No tiene sentido económico que un euro equivalga a 0,80 centavos de dólar.

P. ¿No se corre el riesgo de sacralizar el déficit cero y, al mismo tiempo, dejar de hacer cosas necesarias, por ejemplo inversiones en infraestructuras?

R. El año que viene las inversiones públicas crecerán un 20%. El Estado, incluidos los entes públicos empresariales, va a invertir casi 3,4 billones de pesetas. No creo que sea defendible un aumento mayor de la inversión en una fase de expansión, con tensiones de precios. Vamos a cofinanciar con los fondos europeos un gran volumen de infraestructuras hasta el año 2006. Vamos a invertir en infraestructuras sin endeudar al país, sin que las generaciones futuras tengan que hacer frente al pago de impuestos para encarar la deuda que dejamos ahora. Esta es la aplicación rigurosa de la regla de oro de la Hacienda pública. Además, hay que tener en cuenta la inversión del resto de las Administraciones territoriales. En España habrá mucha inversión pública el año que viene.

P. Hay profesores tan ilustres como Fabián Estapé que ven en esto del déficit cero una estupidez.

R. (Risas) Tengo el mayor respeto por profesores como Fabián Estapé que han hecho una gran aportación a la ciencia económica y que están en su derecho de hacer todas las valoraciones que quieran sobre el déficit cero o sobre la persona del ministro de Hacienda.

P. ¿Han medido el coste político que puede representar una huelga general en la Administración pública a la vuelta de la esquina?

R. El Gobierno tiene que hacer frente a sus responsabilidades. Si este año hemos sufrido una inflación elevada hay que tener en cuenta que en la función pública ha habido un aumento de salarios del 2%, más los deslizamientos. Además, se ha aplicado un fondo que, según los propios sindicatos, ha elevado el salario 1,2 puntos. Y a eso hay que añadir los beneficios de la reforma del IRPF. Este año no hay pérdida de poder adquisitivo ni dentro ni fuera de la función pública. Otra cosa es que sí la haya habido en el conjunto de la sociedad española como consecuencia de la subida del petróleo, pero es una factura que tendremos que pagar entre todos. Los salarios están aumentando el 3,5% en el segundo trimestre de este año, según el Instituto de Estadística, y aun más según las retenciones que practican las empresas por IRPF. De lo contrario no hubiéramos tenido la expansión de consumo que se ha dado este año. Ahora hay que conseguir entre todos que la inflación derive hacia el 2%, de ahí la subida prevista para la función pública.

P. El problema es que el Gobierno trabaja con una previsión de inflación que no cree casi nadie.

R. Bueno... si el Banco Central Europeo no es nadie, pues no se quién tendrá autoridad en esa materia. Si el ejecutor de la política monetaria europea dice el 2%...

P. Pero el BCE lo único que hace es establecer la media en la zona euro y luego cada país puede ajustar esta previsión al alza o a la baja...

R. Nosotros hemos aceptado el objetivo de inflación de la zona euro porque el BCE no habla de las distancias entre países... Si estableciera así los objetivos de las políticas monetarias lo tendríamos en cuenta; pero al no hacerlo no tenemos otra referencia. El Banco de España también cree en esa previsión de inflación, como le corresponde al ser miembro del BCE. Si no ¿para qué queremos la autoridad monetaria? Para ayudar a este objetivo el Gobierno tiene que facilitar el equilibrio presupuestario y liberalizar la economía.

P. ¿No le preocupa la quiebra de crédito si el año que viene se incumple de nuevo la previsión de inflación?

R. Lo que nos preocupa es que la inflación perjudique nuestras expectativas. Es muy importante que el repunte de inflación no lo traslademos al futuro vía precios y salarios.

P. En todo caso, en España persisten tensiones inflacionistas superiores a las del entorno europeo, incluso antes del aumento del precio de la factura petrolífera.

R. Si, pero mantenemos un crecimiento sostenido desde hace cuatro años, en los dos últimos debido a la demanda interna. Esa es la gran diferencia con las otras economías de la UE. El crecimiento ha creado un ambiente para que determinados sectores empresariales sean más inflacionistas. Han hecho una política de obtención del máximo beneficio a corto plazo, muy negativa y a costa de perjudicar a sus sectores respectivos. Es el caso de los servicios turísticos. El Gobierno lo que dice es que hay que moderar también los márgenes empresariales.

P. ¿Está pensando en algún castigo fiscal para los empresarios que trasladan a sus precios la alegría económica?

R. No, pero como ministro de Hacienda estoy convencido de que estas empresas tendrán que tributar rigurosamente a la Hacienda pública por el incremento de beneficios obtenidos por su situación. Seguiremos con gran rigor y especial atención los pagos a Hacienda derivados de esos márgenes empresariales. Me refiero, en especial, al sector servicios. Cuando vengan quejándose de que han tenido un retroceso en la actividad, el Gobierno no hará nada porque se habrá debido a una política inadecuada de precios.

P. La ley de Estabilidad Presupuestaria que han prometido corre el peligro de convertirse en papel mojado si no obtiene antes el suficiente grado de consenso...

R. Papel mojado, no. Lo que sí es importante es que esté suficientemente consensuada. Estoy esperando todavía la respuesta del PSOE porque si no está de acuerdo con el principio de estabilidad presupuestaria lo debería explicar. Confío en que no habrá problemas con los socios de Gobierno en llegar a acuerdos en lo fundamental.

P. El equilibrio presupuestario abrirá la llave a la nueva reforma fiscal. ¿No es una contradicción haber bajado la tarifa del IRPF y, al mismo tiempo, incumplir compromisos electorales como el de compensar automáticamente la inflación en la tarifa del impuesto?

R. Eso está en el programa de 1996 y no en el del 2000. He colaborado a redactar todos los programas del Partido Popular desde 1993 y me extraña que en el de hace cuatro años habláramos de automatismo...

P. Pues sí lo hacía...

R. Bueno, la razón por la que desaparece en 2000 es porque hemos reformado el Impuesto y porque en una economía con estabilidad de precios, que es a lo que debemos tender, la deflactación sistemática de los grandes impuestos no tiene sentido. A un Gobierno comprometido en el descenso de los impuestos, el término deflactación le preocupa relativamente, sobre todo en un contexto inflacionista. Desde el plano político y doctrinal, en un régimen de estabilidad de precios es un error seguir pensando en una economía que evoluciona según el índice de inflación.

P. ¿Por qué se mantienen entonces referenciados a la inflación las pensiones y los sueldos de los funcionarios?

R. Lo lógico es ir ligando la evolución de los salarios a la eficiencia y de eso se está hablando en la mesa de la función pública. Los salarios se tienen que referir cada vez más a la productividad, también en el sector público. El caso de los pensionistas es diferente porque los derechos de renta han sido generados por la cotización anterior y se basan en un contrato social. El pensionista no tiene productividad. Tendremos problemas con el futuro del sistema público de pensiones si no somos capaces de generar riqueza, de tener la suficiente gente trabajando o si dejamos a las generaciones futuras la deuda del presente. Nuestros hijos trabajarán para nosotros.Yo espero que el día de mañana me paguen mi pensión pública porque mis hijas estén cotizando a un sistema público, pero sin tener que pagar las deudas que les he dejado cuando fui ministro de Hacienda... independientemente de que existan sistemas privados complementarios.

P. ¿Que características va a tener el plan de pensiones familiar prometido por ustedes y cuando se va a establecer?

R. Ahora estamos en un momento de revisión del pacto de Toledo y de negociación con los agentes sociales. Por eso no debemos predeterminar ninguna de estas cuestiones.

P. José María Aznar se comprometió en la campaña electoral a rebajar el tipo mínimo de la escala del IRPF del 18% al 15% y a una reducción del marginal máximo del 48% al 46%. ¿Cuando se va a hacer?

R. Se va a realizar en esta legislatura y si podemos más lo haremos. Se va a completar la ley del Impuesto sobre la Renta suavizando la tarifa. Incluso podremos avanzar en los parámetros del propio programa electoral.

P. ¿Quiere decir que habrá margen en el futuro para seguir bajando el IRPF?

R. Sí, claro, sobre todo cuando aumenta la recaudación.

P. ¿Prevé dar nuevos pasos en el tratamiento fiscal del ahorro y de la inversión?

R. En el 2000 hemos dado un paso importante en la tributación de las rentas del capital y del ahorro a través del decreto ley de junio. Se ha estimulado la colocación del ahorro a medio y largo plazo. El descenso del ahorro es algo normal en tiempos de expansión económica; mucha gente se endeuda para comprar una vivienda y eso es positivo porque forma patrimonio. Las desgravaciones por vivienda el año que viene ascenderán a 800.000 millones de pesetas.

P. ¿SE va a facilitar el cambio de fondo de inversión sin castigo fiscal?

R. La fiscalidad del ahorro ya está definida. El régimen de ganancias de capital, de ganancias patrimoniales, ya está incorporado al decreto ley, de forma que los agentes económicos pueden y deben tomar sus decisiones en función de ese nuevo marco que va a ser mucho más activador de los mercados. No habrá ningún otro cambio en el régimen fiscal de los fondos, por lo que se pueden tomar decisiones a medio y largo plazo con toda tranquilidad. La sucesión de Aznar "Rato es un aspirante en potencia..., pero que se valore su figura a costa mía no tiene ninguna gracia, no gano nada con esto" Pregunta. ¿Está satisfecho de como Rodrigo Rato coordina la política económica? Respuesta. Mucho. Con Rato trabajo desde 1993, primero en la oposición, después como secretario de Estado de Economía y ahora como ministro de Hacienda.

P. ¿Nos puede ayudar a descifrar el enigmático mensaje en clave de Rodrigo Rato cuando dice que llegarán tiempos menos buenos, pero no peores?

R. Yo no voy a descifrar a nadie... pero hay mucho camino recorrido y es lógico que se atemperen los logros y los récords. Eso no quiere decir que haya un cambio de ciclo económico.

P. ¿Cómo se enteró de que defendería los Presupuestos?

R. Todo el Gobierno vio como algo natural que el ministro de Hacienda defendiera los Presupuestos. No hubo ningún acuerdo especial ni confabulaciones. El vicepresidente me dijo tomando un café que estaba convencido de que yo lo iba a hacer estupendamente... Al final recibí un aplauso calurosísimo del conjunto del Gobierno.

P. ¿Qué piensa cuando oye que Rato es un político a la baja y Montoro un político en ascenso?

R. Pues no me deja de hacer gracia cuando ya soy ministro de Hacienda. Soy un profesor que no tengo nada de político populista ni pretendo serlo. El interés viene de que Rato es un aspirante en potencia a suceder a Aznar. Pero que se valore su figura a costa mía no tiene ninguna gracia. Ya me contarán qué es lo que yo gano con esto...

P. ¿Pero le ve como futuro presidente?

R. La decisión está lejana, pero le veo como uno de los políticos más capaces y con mayor experiencia. Por eso puede jugar un papel muy importante y ¡ojalá lo juegue!

P. Usted es el único ministro que, preguntado sobre la sucesión, no apuesta por la continuidad de Aznar...

R. Hay miembros del Gobierno que dicen que el mejor candidato es el presidente. Es una decisión del presidente. La carrera sucesoria no está abierta y, cuando contestan así, se defienden de la sospecha de que quieran ser los candidatos, una respuesta que me resulta divertida... Yo, como no voy a serlo, no tengo problemas... Rato es uno de los mejores políticos que tiene España, pero ya veremos que pasa...


Cristóbal Montoro Ministro de Hacienda